Es posible que algunos lo consideren solo comida. Otros dicen que no pueden vivir sin él.
Deslumbra, desconcierta, pero siempre causa una impresión duradera. Es, por supuesto, el caviar.
La mayoría de la gente no toma caviar para aplacar el apetito, lo consumen para que los transporte a otro mundo. Un mundo de tradiciones refinadas y momentos de intenso placer.
Para esas personas, el caviar es un romance apasionado con la vida misma. Es poesía en la mesa. Un elixir repleto de amor y un arquitecto de romances. Transforma las conversaciones y expresa elegancia, belleza, gracia y magia.
Protegido durante siglos por la nobleza rusa e iraní, su presencia entusiasma a casi todo el mundo. Los ojos siempre brillan de entusiasmo con solo mencionarlo. ¿Pero qué hace que estas diminutas perlas negras irisadas se conviertan en un símbolo de sofisticación, un certificado de éxito y las reinas indiscutibles de los alimentos de lujo?
Veneradas desde los días de las abundantes recolecciones en el gran río Volga de la Rusia Imperial, estas pequeñas perlas seductoras que vibran en la lengua como burbujas de champán marino, provienen de una única especie. Son las huevas de esturión saladas. Y solo de esturión.
Recorriendo las profundidades de los ríos subtropicales, templados y subárticos, los lagos y las costas durante más de 250 millones de años, el esturión que produce el caviar ha sido considerado desde hace mucho tiempo uno de los recursos de fauna silvestre más valiosos.
Pero los sibaritas modernos que adoran el caviar de esturión, ahora pueden deleitarse con el más exclusivo de los manjares naturales y mantener la conciencia limpia. Con la innovadora creación del esturión de granja se ha conseguido un caviar para degustar sin remordimientos, rico en supernutrientes y criado con prácticas sostenibles.
La historia del caviar es la historia de uno de los alimentos más venerados y extraordinarios que se ha servido en las mesas de los ricos y famosos. Y lo sigue siendo en la actualidad. Todavía no existe otra exquisitez que ilumine el ambiente de un salón y lo llene con ilusión y alegría como lo hace el caviar.